domingo, noviembre 05, 2006

Pentesilea.-

Eres hermosa y altiva cuando matas,
cuando asesinas fría, premeditadamente;
cuando paseas orgullosa mi cadaver ante el muro
atado a la trasera de tu carro de guerra.
Así es de insultante tu venganza.

Pero dime qué es lo que yo maté en ti,
que agravio ha suscitado esta ingente revancha.
Si aún en la agonía escucho la invectiva
de tu acopiado y oculto menosprecio.
Porque pasé el tiempo en que admiraba
tu gloria de deidad extraña y sanguinaria
oyendo los graznidos de los cuervos
y sin embargo ajeno a la creciente sombra
cerniendo mi mirada.

Devuelve mis despojos que has guardado
en tu poder como un trofeo;
desata mi destrozo en carne viva,
devuélvelo a los míos
que puedan darme honores funerales.
Porque sé que por mí, tu igual en el combate
al que determinaste dar la muerte,
se verterán tus lágrimas.
Ya no tremolará al viento tu cimera,
ya no relincharán soberbios tus caballos.

Y aunque sea, impalpable, ya ceniza en la pira,
alguna gratitud albergarán por ti
mis restos calcinándose;
y olvidaré que fuiste mi asesina,
y te amaré , no obstante, mientras ardo.
Me amarás tu también en el remordimiento
de guerrero que aún no se habitúa a la matanza.
Así será de amarga tu victoria!
Y no sabré si un dardo guiado por los dioses
se clave en tu talón hiriéndote infalible.
Porque ya estaré muerto
y tu serás hermosa para siempre,
inmensa tu belleza asesinándome!

No hay comentarios: